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Gordofobia: cuando los cuerpos son violentados



El sitio Psicología y Mente define a la gordofobia como “un sesgo automático y normalmente inconsciente que lleva a discriminar, objetivizar y minusvalorar a las personas con sobrepeso, especialmente si esas personas son mujeres”.


Según el Instituto Nacional contra la Discriminación, la Xenofobia y el Racismo (INADI), en la Argentina, en 2017, se presentaron 116 denuncias relacionadas al aspecto físico, número que ascendió a 184 casos en 2018. El ámbito preponderante donde tienen lugar este tipo de violencias es el educativo, aunque también se registraron denuncias por exclusión y burlas en empleos, comercios y lugares de entretenimiento, bares y boliches. En cambio, en el caso de la obesidad, los principales ámbitos de discriminación denunciados son los centros de salud.


¿Cómo surgió el activismo body positive?


Según la antropóloga y psiquiatra Anne Becker este movimiento apareció como consecuencia de años de vivir bajo la presión social de una acotada representación del cuerpo ideal. Los parámetros de “lo bello” se tienden a definir por las artistas y modelos de moda de cada época, quienes llevan al público a desarrollar un deseo insaciable de alcanzar cierto tipo de corporalidad.


Hacia 1890, con la primera ola feminista, muchas mujeres impulsaron en las sociedades europeas la reforma de la vestimenta victoriana. Los corsés, que modificaban sus cuerpos, eran incómodos para el uso diario. En el contexto del acceso al sufragio femenino y la educación, manifestaron su rechazo, y varios diseñadores empezaron a crear indumentaria para diferentes ocasiones: nuevos tipos de ropa interior, trajes más cómodos para actividades deportivas, entre otros.


En este sentido, el optimismo corporal no solo abarca cuerpos gordos, sino también personas racializadas, queer, con discapacidades o marcas de quemaduras y cicatrices; apunta a celebrar la aceptación de la propia corporalidad y la normalización de la diversidad de formas de existir.


Un reclamo por cuerpos sin patrones


Laura Contrera es profesora de Filosofía, abogada por la Universidad de La Matanza y doctoranda en Estudios de Género por la Universidad de Buenos Aires. Se define a sí misma como feminista gorda, activista por la diversidad corporal y sexo-genérica.


Su investigación se enfoca en la estigmatización y la discriminación contra las personas gordas desde una perspectiva de Derechos Humanos y examina las luchas por la despatologización de la diversidad corporal en la última década en la Argentina.


Hace algunos años, Contrera y su colega Nicolás Cuello comenzaron a dialogar y debatir sobre las corporalidades gordas desde sus propias vivencias. Debido a las diferencias entre la alimentación estadounidense —abundante en comidas rápidas— y el modelo latinoamericano, decidieron trabajar en una forma de activismo que no partiera de cero: retomando conceptos del feminismo y el anticapitalismo, se convirtieron en referentes a la hora de pensar el activismo gordo en la Argentina.


En esta línea, Contrera y Cuello escribieron “Cuerpos sin patrones. Resistencias desde las geografías desmesuradas de la carne” (2016) editado por Madreselva. La autora también participó de las compilaciones "Gordx el que lee. Lecturas urgentes sobre disidencia corporal y sexual" (2018), "Bisexualidades feministas. Contra-relatos desde una disidencia situada" (2019) y "Salud feminista. Soberanía de los cuerpos, poder y organización territorial" (2019).


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