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Sobre literatura, traducción y feminismo



¿Corregimos los anglicismos? ¿Cuándo?

María Moliner define “anglicismo” como ‘palabra o expresión inglesa usada en otra lengua’. ¿Sabemos detectarlos y, si queremos, evitarlos?


Nosotras queremos hacer hincapié en los anglicismos de estructura y en aquellos relacionados al léxico. Los primeros son los que quitan de manera implícita naturalidad al texto en español. Pienso, por ejemplo, en la frase “Ella es una traductora de portugués”, cuando es un claro calco de la frase en inglés “She’s a Portuguese translator”.


Pensemos por ejemplo en la frase en inglés “marginalized groups”. Si vemos la definición del diccionario, “marginalize” tiene correspondencia con “marginar” en español. Sin embargo, la frase “grupos marginalizados” está desplazando cada vez más a la frase “grupos marginados” en el contexto de la traducción humanitaria. Entonces, ¿qué hacemos con estos anglicismos? ¿Los corregimos?


Hablemos de traducción feminista

La argentina Tamara Tenenbaum es periodista, escritora y traductora. Estudió Filosofía en la Universidad de Buenos Aires, donde también dicta clases.


Hace poco tiempo tradujo “Vivir una vida feminista”, de Sara Ahmed, para la editorial Caja Negra. En sus palabras: “este es un libro escrito cerca de la piel. Como texto filosófico puede llamar la atención, porque Sara Ahmed revela muchos detalles de su historia íntima. [...] Esta estrategia de escritura es parte de un proyecto epistemológico para el cual el conocimiento que se construye en la práctica es tan importante y complejo como el conocimiento teórico. El feminismo, dice Ahmed, es un trabajo que se hace en casa, sea cual sea tu casa; tu hogar, tu universidad, tu ámbito laboral, tu comunidad, tu grupo de amistades”.


Según Tenenbaum: “las traducciones que podemos hacer están limitadas por los mundos que podemos descubrir. Hay nuevos mundos, pero los viejos mundos se imprimieron en nuestras cabezas y solo lo vemos cuando alguien nos lo pregunta. No se puede traducir cualquier cosa, como no se puede escribir cualquier cosa. Una escribe lo que puede, y traduce lo que puede”.


Amigas a distancia

Compilado por Manuela Barral, Correspondencia es un libro de la editorial Rara Avis, que reúne un conjunto de cartas que intercambiaron Virginia Woolf y Victoria Ocampo durante varios años.


En palabras de Paula Abran para Escritura Feminista:

“Ambas escritoras se abrieron camino en un mundo intelectual masculino y, aunque no vivían en el mismo continente, su lucha fue la misma. Barral se contactó con la Virginia Woolf Society, donde le informaron acerca de los manuscritos de Ocampo a Woolf, conservados en el archivo The Keep, en Brighton (Inglaterra)”.

Victoria Ocampo y Virginia Woolf se conocieron en Londres a finales de 1934, en una muestra del fotógrafo surrealista Man Ray. Woolf era ya una autora consagrada internacionalmente, y Ocampo buscaba hacerse un lugar en el masculino campo intelectual argentino. Victoria narrará este encuentro frecuentemente y en distintas versiones, dándole forma a su propio mito acerca del origen de esa amistad: "Yo la miré con admiración. Ella me miró con curiosidad. Tanta curiosidad por una parte y admiración por la otra, que enseguida me invitó a su casa".



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